A veces, los clínicos nos enfrentamos con problemas que, de haber sido tratados de forma correcta, no hubieran acabado mal.
El otro día asistimos a un perrito que ha perdido el ojo porque se trató con un colirio incorrecto y desarrolló un problema que no tenía en un principio.
Por eso es importante darse prisa y acudir al veterinario en cuanto detectemos un problema porque en consultas telefónicas o por web siempre nos encontraremos esta respuesta: “esto es importante, tiene que verlo un profesional del tema“.
Diagnosticar es algo que requiere conocimientos y experiencia…
A veces es frecuente que se presente un problema de ojos u oídos en nuestro pequeño y que tengamos unas gotas en casa y probemos a ponerlas para ver si hay o no mejoría. Pero esto es muy peligroso: a veces se da en el clavo y otras veces puede ser irremediable el daño producido de buena fe. Esto es lo que le pasó al perrito que os comentaba antes.
La meta de todo clínico es llegar a un diagnóstico, a veces se consigue y a veces no. Al diagnostico podemos llegar de diferentes caminos y los tomamos dependiendo fundamentalmente de los signos clínicos que presenta el animal.
Vamos a poner un ejemplo: «tengo una gata con un bulto en la boca, es grande, ¿qué debemos hacer?».
En primer lugar, tendremos que saber de qué tipo de masa estamos hablando y saber hasta dónde llega: lo normal es hacer una citología y, si no, una biopsia para saber si la masa es un tumor, si es o no maligna y hasta dónde tenemos que cortar.
El saber qué tipo de tumor es nos va a servir para plantear una cirugía de la forma correcta y evitar imprevistos intraoperatorios. De la misma forma sabremos si existe o no un protocolo de quimioterapia adecuado.
De igual manera procederemos con un animal que, por ejemplo, ha empezado a orinarse en casa: si la sospecha es una cistitis, tendremos que ver si está ocasionada por una infección o por cálculos en la vejiga. Si tenemos cálculos, habrá que saber que tipo de cálculos son, ya que esto nos llevará a un tratamiento correcto, por ejemplo la instauración de una dieta.
Para hacer diagnósticos, el profesional va a necesitar medios técnicos como ecógrafos o aparatos que miden la bioquímica sanguínea, además de unos conocimientos veterinarios específicos.
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